El silencio que sale de una roca,
despierta en mis sentidos el misterio del “no tiempo”. Dejo pasar, entonces, mi
vista por sobre todo lo que me rodea, porque aquel momento se está registrando
sólo con mis sentidos.
Cuanto más profundo el silencio, hay
un color que me abriga. Puede ser una Luna blanca, rompiendo el cielo de la
noche, o el naranja de un fuego que aviva una y mil historias.
Vuelvo de un sueño donde soy libre,
donde nada se anuda, todo se acompaña. Son lazos unidos por el azar. No traban
historias. Les agregan vida.
Se enjuaga en mi boca el sabor de una
lágrima. Grito recurrente de mi cuerpo, en medio del silencio de un sueño, del
que está por regresar.
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