“El pasado no existe porque no vuelve.
Y
el futuro tampoco existe, porque no llega jamás
de
la manera que se lo espera”
Hubo una noche
en que la Luna dejó de alumbrar.
Hubo un momento
en que se abrieron los suelos y desbordaron ríos
que colmaban los
cauces.
Fue ese momento
en el cual se derrumbaban los árboles, cuando una inmensa sensación de perder
la vida, se adueñó del mundo.
Arrancaban desde
las entrañas. la sabia que bañaba un cuerpo hundido en el regazo profundo y
fértil de la existencia.
Un dolor agudo y
desesperante lo tomaba y despojaba del ensueño.
Allá afuera
había mucha luz.
Demasiada
luminosidad,
que no se
asemejaba a la de aquella oculta Luna de su refugio.
¿Cómo hacer para
volverse y retornar?
¿Quién lo
escucha? ¿Alguien lo escucha?
No es posible
que pierda de esta forma la vida.
No es justo que
nada sea como lo planeó.
Y así fue…
Así nació una
vida.
Ya no pienso en
que he llegado a vivirlo todo. Ya no tengo metas a largo plazo y proyectos
definitivos. Todo cambia al fin y al cabo cuando empiezas a confiar en él. Sólo
basta con no tenerle miedo y dominarlo y dominarse.
Algunas veces me
parecen que los suelos se vuelven a abrir
y los árboles se
derrumban.
Entonces he
llorado amargamente, como un niño recién nacido
que no quiere
perder el calor y el placer
del refugio
construido.