7 de agosto de 2008

PENUMBRA



Qué solo está el camino dentro de aquel bosque.
Juega que no quiere ser oscuridad nunca más.
Como el deseo de despertar de un mal sueño. De la muerte.

Una luz pálida vibra entre las ramas. Y las raíces.

Un poco más acá, están los colores de las sonrisas que intentaste ser aquella tarde.
Apagabas con un sueño los torbellinos de ideas que no paraban de salir, vomitadas, desterradas de la conciencia de cajita musical.
No se ve más que la basura de los olvidos que no quieren ser.
Que entonces, en verdad, son el brillo por el que despertamos.

No se ve más que basura de la mentira que supiste ser.

Qué solo está el bosque dentro del camino.  


6 de agosto de 2008

ALEGRÍA

Llovía
era un buen augurio.
El miedo
obstáculo que vibra
se colaba por entre los latidos del corazón.
Y frente al abrazo de la despedida
no hubo más que lágrimas.


Un viaje de ida con regreso programado
pero tan infinito
como sólo el miedo a vivir un sueño lo puede ser.

La puerta del cielo se abrió
y subió a traspasarla como un ave dejando el nido.
Y en la soledad de la espera de un abrazo
sufrió su alegría por descubrir.

Llovía
y brillaba el Sol
sonriendo junto al mar
bañándose en la Luna
subiendo alguna torre
espiando al mundo
con los ojos de una nube.
Pasaron largos los minutos
que no dejaron de ser cortos en el reloj
y torció al viento con cada despertar.
Los rieles subían
las pistas traqueteaban
en los caminos angostos
la antigüedad de este mundo
los símbolos
las reliquias
la gente.

Llovía
y salía el Sol,
todo a la vez
todos los días.

Pero vivir la soledad en la espera de un abrazo
no empaña la alegría de cada día que vivió
para viajar y descubrir.

1 de agosto de 2008

Casi irreal

El 3 de Agosto, hace un año atrás, comenzaba un sueño que fue alucinante realidad durante tres meses. Gracias Zaiper por esta consigna, que trajo estas palabras.


Rodó marumba dentro de una lágrima. Después, un cielo amplísimo se abrió en derredor. Llegó la gota de sal marumba hasta dos labios. Pasó por sobre ellos, indiferente.
Marumba fue miedo a lo desconocido. Las nubes fueron marumba: todo era compacto, pleno de magia y color. El presente fue un sueño en un nuevo despertar. El pasado, marumba.
Con el correr de los días, la maravilla fue marumba al cuadrado y hoy se repite en la memoria, como una historia que vuelve a comenzar.
No hubo brillo marumba en algunos de los parajes. La sombra marumba de unos pasos, fue la que supo caminar. Como una sonrisa pesada de tanta felicidad, los abrazos marumba de una noche, y de algunos días también, completaron un ojalá de nuevos rumbos. Mares, piedras: modernos, antiquísimos. El mapa se abrió en una mano que, marumba con cada amanecer, floreció de intrigas y recovecos.